El vapor diluido : nueva obra sonora de Leopoldo Amigo

El compositor Leopoldo Amigo nos invita a su estudio y nos presenta su último trabajo. Suena en la sala de escucha la obra “El vapor diluido”.

Redacción : Laura Romero

Leopoldo es natural de Cuenca, pero hace muchos años que se afincó en Valencia, ciudad donde nos preguntamos a diario, como él, si las tracas y las paellas nos han dejado inmunes ante la corrupción política y los despropósitos con los que seguimos conviviendo. Un entorno en el que la apuesta por la cultura está en la sombra, quizá en la sombra que generan los majestuosos edificios de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, que poco contienen de lo primero y menos de lo segundo. En Valencia se produce cada año durante 19 días seguidos el evento sonoro más histriónico: la mascletà, Pero no estamos aquí para hablar de las peculiaridades de esta tierra, sino de los artistas que sobreviven en ella y de los actores culturales que mueven otros eventos sonoros además de los pirotécnicos. Leopoldo Amigo es compositor y profesor de talleres de sonido en la Universidad Politécnica de Valencia, en la Universidad Politécnica de Cartagena, en la Universidad de Castilla la Mancha, en la Sociedad General de Autores de Valencia, y en el Laboratorio de Electroacústica del Conservatorio Superior de Música de Valencia. Investigador visitante en la Universidad de Northwestern en Chicago Illinois, es también director técnico y fundador del Gabinete de Música Electroacústica de Cuenca. Actualmente, en la Universidad Politécnica de Valencia forma parte del profesorado del Máster en Músicas Electrónicas y Videoarte (MEVART) y trabaja en la radio y televisión de la mencionada universidad.

Visitamos a Leopoldo para escuchar su última obra. Una vez acomodados en el estudio, comienza la sesión de escucha. Nos sorprendemos al descubrir que la obra sonora viene acompañada por otro soporte: la pantalla. Aunque la obra es sonora y es en el sonido donde está el discurso, Leopoldo ha decidido incluir imágenes que son proyectadas durante la difusión. Como si se tratara de un salvapantallas, antiguas fotos en relación a la temática de la obra, otras imágenes más abstractas y efectos visuales sencillos se suceden a un ritmo tranquilo sin pretender la total sincronía con el sonido. Es algo que el autor ha buscado intencionadamente tras llegar a una conclusión reveladora: “la gente que no está muy familiarizada con la electroacústica necesita fijar la vista en algún sitio. Si no, no pueden concentrarse en la escucha. Si se bloquea la mirada es mucho más sencillo sumergirse en el ejercicio de escucha. Una vez hice la prueba: en una obra una violinista salió a escena e hizo el gesto de comenzar a tocar pero no tocó nada. Permaneció así mientras el público la miraba expectante. Es así como realmente buscaban el sonido, y entonces, escuchaban. Integrando un elemento escénico sencillo consigo captar la atención del público bloqueando su sentido de la vista”. El público quedó encantado, incluso algunos comentaron que por fin una obra electroacústica no les había resultado aburrida.

“Si se bloquea la mirada es mucho más sencillo sumergirse en el ejercicio de escucha. Integrando imágenes o un elemento escénico  que fije  la vista, el público se concentra mejor y busca el sonido con atención.”

 

 

 

 

 

A Leopoldo le gusta mucho trabajar a partir de la voz: grabando una simple lectura de un texto consigue una materia prima con posibilidades infinitas. A partir de numerosos ejercicios de síntesis crea atmósferas inimaginables en un principio. En “El vapor diluido” hay una capa de frecuencias graves que funciona como el bajo de una canción, la diferencia es que esta capa está compuesta de sonidos de voces que Leopoldo ha tomado de un tema musical que posteriormente ha transformado. Además, a partir del minucioso trabajo de panoramización, se logra dotar de movimiento a cada una de las capas sonoras.  Sin embargo confiesa que “por lo que observo por ahí, la música electrónica varía poco, no percibo dinámica, como mucho algunos cambios que resultan predecibles”.

“El vapor diluido” se estrenó en el teatro Capitolio de Godella con motivo del Concierto de la Solidaridad y la Memoria, Operación Stanbrook, una iniciativa que se engloba dentro de las acciones de homenaje a la memoria republicana con motivo del 75 aniversario del final de la guerra de España. La obra toma como base el inicio de una canción republicana convertido en un loop cuyo tratamiento sonoro va evolucionando durante el transcurso de toda la pieza. Escuchando este sonido pensamos en fuego, en conflicto, en un transcurso crudo que incluso se confunde por momentos. Leopoldo juega con la armonía fractal de cada sonido, explorando todas las posibilidades que se esconden en la multidimensionalidad de una onda. Un proceso compositivo matemático que nunca dejará de parecernos misterioso.


Tags:  el vapor diluido Leopoldo Amigo obra electroacústica

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